martes, abril 27, 2010

Su aroma perfumaba su vida

Demasiado fue el tiempo que vivio bajo su sombra olvidada por el sol, de un blanco casi transparente que dejaba al descubierto su interior el primero que se detenga ante ella y la vea llena de una necesidad de amar y una tristeza que enamora, tratara de arrancársela al roble que la tiene prisionera envuelta en sus raíces, el no encuentra en ella ninguna belleza tampoco la ama pero el hecho de poseerla le da seguridad, en ocasiones se olvida que ella esta ahí nota su presencia cada vez que la escucha llorar. El roble en las alturas lleva una vida muy alegre experimentando experiencias nuevas todo el tiempo, el cree saber mejor que nadie como se siente el viento, conoce mejor que nadie el calor del sol y se siente el ser mas húmedo bajo la lluvia, como iba el a perder su tiempo con una insulsa flor que lo único que podía ofrecer era un monótono amor del que el se sentia aburrido. Una tarde mientras el roble miraba al horizonte y se dejaba llevar por los efectos alucinógenos de alguna planta, un hombre se sentó junto al roble llevaba una botella de vino y un libro, paso algunas horas leyéndole a la flor ella se sintió alagada disfruto mucho la compañía sintió que las raíces que la unían al roble perdían fuerza, el hombre encontró la paz que buscaba en aquel lugar junto a la flor, ella empezó a enamorarse de el; en el dia lo pensaba y por las noches lo deseaba. La tarde que el hombre termino de leer para la flor la novela que casi aprendió de memoria, cerro el libro, despacio sorbió el ultimo trago de Malbec en su copa y le arranco de raíz al roble la pequeña flor. El roble nunca le dio importancia a la presencia de la flor lo que si fue realmente importante tanto que marco su vida fue su ausencia .

3 comentarios:

La Nana dijo...

Y no somos pocas las flores que insistimos por muucho tiempo seguir pegadas al roble... pero como dicen no hay mal que dure cien años...

Anónimo dijo...

Hola!!

Saludos

Ahh que bonito ^^

Sale me retiro, cuidate muchote

byE

Julio César Carranza dijo...

No bvaloramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, lamentablemente. Saludos.